Transoxiana

Transoxiana 9 - Diciembre 2004
Índice

[India Sagrada]

[Buddhica Iranica]

Primeros diálogos entre el Budismo y Occidente. La diversidad en los testimonios.

Rosalía C. Vofchuk

CONICET - UBA, Facultad de Filosofía y Letras)

Introducción

Sabido es que a la pregunta sobre la época en que el mundo greco-latino y el Budismo entraron en contacto, responden de manera diferente las fuentes orientales y las occidentales. Las primeras indican al siglo iii ac durante el cual el emperador indio Ashoka inició su obra de difusión del Budismo; las segundas, en cambio, no registran mención alguna del Budismo hasta seis siglos después, esto es, hacia el 200 de nuestra era. Pareciera que nos hallamos frente a dos realidades: por un lado, la que se presenta en la India y, por otro, la que se presenta en Occidente 1.

Se podría pensar que la causa de esta diferencia fue un cierto desinterés occidental por las corrientes filosófico-religiosas de la India, pero esto no es así. No es que Occidente no se haya interesado por ningún sistema indio, ya que su silencio se limitó al Budismo. El Brahmanismo, en cambio, atrajo y monopolizó su atención durante siglos.

Brahmanismo y mundo greco-romano.

Cuando Alejandro conquista el Imperio Persa y toma posesión de parte del no de la India y la cuenca del Indo, las relaciones entre India y Grecia comienzan a ser intensas. Alejandro funda varias ciudades: Alejandría Bucéfala, Alejandría Nicea, Alejandría Iomusa y el puerto de Patala en la boca del Indo. En estos lugares las culturas griega e india se interconectan.

De estas conquistas, sus compañeros de viaje –Onesícrito, Nearco, Jares, Aristóbulo, Cleitarco– dejan testimonio en obras de las que hoy sólo quedan reproducciones de terceros 2

Onesícrito, experimentado marinero y timonel de la nave de Alejandro, fue enviado por éste como su embajador ante un grupo de ascetas y así se convirtió en el protagonista del primer encuentro entre griegos y brahmanes.

Estrabón en su Geografía 3 reproduce el relato de Onesícrito sobre este diálogo que fue hasta su época la exposición más detallada sobre los brahmanes, sus creeencias y costumbres. Buena parte de los datos allí aportados alimentaron siglos de literatura posterior sobre el mismo tema. Basta citar como ejemplo: la desnudez de los ascetas, práctica que ha impactado tanto en la mentalidad griega como para generar un término especial para nombrarlos, esto es "gimnosofistas" o sabios desnudos4, su perseverancia o resistencia física, o el famoso episodio de la autoinmolación del asceta Kalanos5, ante la mirada atónita del ejército de Alejandro, al que aluden no sólo los contemporáneos de Onesícrito como Jares y Nearco 6 sino también autores posteriores tanto griegos como romanos como Cicerón, Diodoro, Plutarco,Arriano, Luciano, Aeliano 7, etc.

Otros cronistas como Artistóbulo realizaron también aportes muy interesantes a la visión occidental del brahmanismo, pero sin duda sus apreciaciones fueron ampliamente superadas por las de quien fuera el primer embajador griego en la corte de Pataliputra, Megasthenes.

Tras haber vivido en la India durante aproximadamente diez años –entre el 303 y el 292 ac– Megasthenes escribió una voluminosa obra –hoy perdida- que contenía material geográfico, filosófico, etnográfico, arqueológico, mitológico, etc. de gran valor 8.

El hecho de haber escrito acerca de un lugar donde vivió durante casi una década, le propor­cionó una ventaja comparativa respecto de los cronistas que estuvieron sólo de paso y con poco tiempo para ocuparse de temas no directamente vinculados con sus intereses inmediatos. Megasthenes aportó datos sobre educación, ritos , ceremonias, creencias y principios doctrinarios, que no habían sido aportados antes.

Después de Megasthenes y a lo largo de seis siglos las referencias griegas y latinas a la India se multiplicaron 9. Se podrían citar más de cuarenta autores diferentes que, en verdad, no agregaron casi nada nuevo a lo ya sabido. A temas como la desnudez de los brahmanes, su resistencia física, el aislamiento, la abstinencia y la autocremación se han referido entre otros Cicerón 10, Diodoro 11, Valerio Máximo 12, Nicolás Damasceno 13, Estrabón14, Pomponio Mela 15, Filón 16, Quinto Curcio 17, Lucano 18, Plinio 19, Plutarco 20, Arriano 21, Apuleyo 22, Tertuliano 23, Clemente de Alejandría24, Filóstrato 25, Bardesanes 26, etc. A las creencias en la inmortalidad del alma y la transmigración, Pausanias27, Filóstrato y Bardesanes 28.

Los aportes más interesantes de este período son los relacionados con la posible influencia del pensamiento brahmánico sobre algunos pensadores griegos. Antígono de Caristos y Ascanio de Abdera, según reproduce Diógenes Laercio 29, atribuyen al contacto con los gimnosofistas ciertas actitudes de Pirrón como el retiro y el aislamiento y algunos principios fundamentales de su filosofía como la suspensión del juicio y el agnosticismo. Alejandro Polyhistor 30, Apuleyo 31 y Filóstrato 32 mencionan las coincidencias entre el pensamiento de Pitágoras y los filósofos indios. A la relación de Licurgo y de Demócrito con los gimnosofistas se refieren Aristócrates33 y Diógenes Laercio34 respectivamente.

A pesar de este cúmulo de información –al que se podría agregar muchísimas otras citas que muestran otros aspectos de la cultura de la India, como la poligamia, la sat1, las costumbres funerarias, etc.– Occidente no ha crecido nada en estos siglos respecto de su conocimiento del Brahmanismo. Es más, en algunos casos se podría decir que ha decrecido. Es interesante percibir cómo los datos brindados por quienes participaron directamente de los encuentros han sido tergiversados con el tiempo, y utilizados a favor de diversos intereses políticos y religiosos.

Un giro importante se produce hacia el siglo III de nuestra era, con la aparición de la obra de San Hipólito de Roma conocida como Refutación de todas las herejías. En la Introducción, Hipólito 35 expresa claramente su objetivo: mostrar que las herejías tienen un origen pagano y no cristiano. Para esto, en primer lugar, describe los sistemas paganos a los que luego va a refutar, y uno de esos sistemas es el Brahmanismo, al cual dedica los fragmentos 24.1-7 del libro primero. El conjunto de datos provistos en este texto sorprende por su coherencia, precisión, claridad y sobre todo, originalidad, en lo que a creencias brahmánicas se refiere. Así, hace relevantes principios como la existencia del atman, del cuerpo como pluralidad de vestimentas o envoltorios del atman, Brahman como luz, como conocimiento, ignorancia como último gran obstáculo para llegar a Brahman, etc.

Después de Hipólito las referencias al Brahmanismo fueron breves, dispersas y subjetivas, efectuadas casi siempre para ilustrar otros temas. Recién en el siglo v aparece un opúsculo conocido como Epistola de Indicis Gentibus et Bragmanibus, cuya autoría se atribuye a Palladio de Galacia y que se podría considerar la primera exposición dedicada íntegramente a describir, con una intención explícitamente propedéutica, la vida de los brahmanes 36.

En suma, fascinados por sus encuentros con ascetas que soportaban durante todo el día en una misma posición el intolerable sol de la India, atónitos ante el espectáculo de la autoinmolación, interesados por sus argumentaciones sobre la vida y la muerte, sobre los re-nacimientos y las re-muertes, una y otra vez los autores greco-latinos han llenado sus páginas con referencias al Brahmanismo, sea para explicarlo, sea para alabarlo, sea para denostarlo. Como ya anticipamos, no ha ocurrido lo mismo con el Budismo

Budismo y mundo greco-romano. Fuentes occidentales.

Durante el mismo período en que hemos registrado referencias al Brahmanismo tan variadas y numerosas, sólo podemos hallar cuatro citas tardías, breves y, en general, de contenido pobre, referidas al Budismo.

La más importante se encuentra en un pasaje de Stromata (I.15.72) de Clemente de Alejandría. Su valor reside en que en él se menciona por primera vez en Occidente el nombre de Buda y se reconoce la existencia de un grupo de hombres que obedecen sus preceptos.

Los otros tres pasajes son los de C. Mario Victorino , quien hace una referencia negativa a las enseñanzas del Budismo, de Jerónimo y Hegemonio37 quienes aluden a la leyenda del nacimiento de Buda.

Nada sobre doctrina, nada sobre filosofía, nada sobre ética. Pareciera que Occidente no tuvo contacto alguno ni directo ni indirecto con el Budismo, que acerca de él lo desconocía todo. Pero –como ya anticipamos- la realidad que muestran las fuentes indias, fue muy otra. Según éstas, el mundo greco-romano conoció el Budismo, lo adoptó en algunos casos, colaboró con el desarrollo de las comunidades budistas, influyó sobre su arte y su literatura.

Budismo y mundo greco-romano. Fuentes indias.

Testimonios epigráficos

Como adelantamos en la introducción, los primeros testimonios indios de la difusión del Budismo en el mundo griego pertenecen a la época del emperador Ashoka, uno de los máximos gobernantes del Imperio Maurya. Producida su conversión al Budismo, Ashoka procuró dedicar el resto de su vida a predicar la moral budista. Como órgano de difusión utilizó a misioneros que enviaba a diferentes regiones de su territorio y del extranjero y además, mandó grabar instrucciones y enseñanzas sobre rocas , pilares y paredes de grutas, en la lengua propia de cada región, no sólo en prácritos o variantes dialectales del sánscrito, sino en otras lenguas como el griego o el arameo, usadas en la región de Kandahar que había pertenecido a los estados aqueménida y greco-macedonio38.

Los edictos XII y XIII y su versión griega son una prueba de que Ashoka pretendió difundir el Budismo entre los griegos, tanto los que habitaban el N.O. de la India, como los que habitaban en Epiro y Cirene. Es decir que con un doble recurso –las inscripciones, para los griegos del interior y las misiones, para los del exterior– Ashoka se ocupó de acercarles la palabra de Buda.

De época posterior a los Maurya son otros testimonios epigráficos, los hallados en las grutas de Nasik, Junnar y Karli 39 que dan cuenta no sólo de donaciones efectuadas por griegos a las comunidades budistas de dichos lugares sino también de la adopción del Budismo por parte de aquellos.

Es conveniente recordar el valor histórico que tiene este tipo de testimonio, precisamente por su carácter documental, de texto inmediato, directo y original, que no sufre las alteraciones de otros tipos de documentos.

Testimonios filosófico-religiosos.

Para citar un testimonio de índole filosófico-religiosa tenemos que recurrir a la figura del rey indo-griego Menandro40 , cuya vida es un notable ejemplo del cruce de culturas entre Oriente y Occidente.

Gobernador griego de tierras indias ya infuidas por la prédica budista que Ashoka se había encargado de difundir, adoptó sus principios básicos y actuó en función de ellos. Como fiel reflejo de su accionar, lo griego y lo indio conviven en las monedas acuñadas durante su mandato.

Fue uno de los pocos hombres recordado por su grandeza tanto en Oriente como en Occidente. Excepcional en su vida y su muerte, Estrabón 41 lo considera un conquistador más grande que Alejandro Magno, Plutarco42 narra sus exequias con detalles que recuerdan a las de Buda.

Pero, sin duda, lo que lo ha convertido en el rey indo griego más famoso en Ceylán y en todos los lugares que derivan de ahí su Budismo, es su lugar de coprotagonista de una de las obras más famosas de la literatura budista no canónica ,el Milindapañha, diálogo entre Menandro, oculto bajo el nombre Milinda y un monje budista, N2gasena. Y este, el hecho de que un monarca griego sea personaje principal de una obra budista, hecho sorprendente y difícil de igualar, es otro testimonio irrefutable de diálogo intercultural.

Testimonios artísticos.

Los más notorios testimonios artísticos son los de una escuela de arte, extraña combinación de estética griega, romana, india, irania, etc. que floreció, en Gandh2ra, alrededor del Peshawar, en lo que ahora es el norte de Pakistán, centro de gran actividad religiosa budista. Para que este fenómeno se produjera era necesario un contexto histórico peculiar. En un sentido amplio, se podría hablar de uno de los períodos más interesantes en la historia de la región noroccidental de la India, el de los siglos que precedieron y siguieron inmediatamente a la Era Cristiana. Fue el momento en que al mismo tiempo, el Occidente y el Norte entraron en contacto con la India: griegos, partos, escitas, yüe-chich, etc. invadieron la Península, instalaron colonias y fundaron estados de duración prolongada, como el Imperio Kushana.

Surgido hacia el inicio de nuestra era, ubicado en una posición geográfica privilegiada, que lo convertía en el paso obligado de las rutas comerciales entre Roma, Irán y China, habitado por un tejido humano de carácter mixto, el Imperio Kushana se transformó en el asiento del cosmopolitismo, el sincretismo, la tolerancia religiosa y la convivencia pacífica entre las diversas culturas. Y esta ideología se hizo manifiesta en el arte de Gandh2ra 43, que creció merced a su apoyo.

Testimonios numismáticos

Las monedas acuñadas tanto durante el reino indo-griego, como durante el Imperio Kushana 44 constituyen otro documento importantísimo de los contactos, de los cruces, de la simultaneidad, de la convivencia de culturas. En ellas coexisten héroes, personajes históricos y divinidades griegas, romanas, indias, iranias - Heracles, Helios, Selene, Serapis, Buda, Shiva, Ardoxsho, Mazdah, Mithra, etc - leyendas en griego, en br2hm1 y en kharo=6h1.

Frente a la cantidad abrumadora de testimonios indios no se puede más que pensar que el mundo greco-romano parece haber adoptado dos posiciones distintas frente al Budismo, la de los letrados, por un lado y la del pueblo, por el otro.

Los letrados, imbuidos de ese espíritu greco-romano más empeñado en compilar que en descubrir, siguieron la información que habían brindado los cronistas de Alejandro Magno, los cuales sólo habían tenido contacto con el Brahmanismo. Así, al repetir, esos informes sólo dieron abundante cuenta del Brahmanismo y nada del Budismo.

Mientras tanto, las clases bajas de la sociedad –no precisamente representadas por dichos letrados– se inclinaban hacia el Oriente, conocían el Budismo, le aportaban elementos y le ofrecían su adhesión. Y esta situación se mantuvo así durante siglos.

El Imperio Mongol

Habrá que esperar hasta el siglo XIII para que Europa –gracias a la expansión del Imperio Mongol– adquiera un conocimiento directo y concreto del mundo budista 45 . El accionar de los mongoles, si bien sembró el terror entre los cristianos, también produjo el colapso de la supremacía musulmana en Bagdad, Aleppo y Damasco, y permitió así que Asia, cerrada durante casi seis siglos a Europa, empezara a recibir misioneros, viajeros y comerciantes del viejo continente.

Antes de la caída del Islam ante los mongoles, los cristianos ya habían enviado dos franciscanos al emperador de los Tártaros para frenar la amenaza que éstos representaban. En abril de 1245 el franciscano Juan de Plano Carpini partió acompañado por Benito de Polonia y tras quince meses de viaje arribó a la corte de Güyük Khan, nieto de Gengis Khan. Aunque fue recibido con honores se le entregó una carta para el Papa en la que le exigía sumisión al Gran Khan.

Al regresar, Juan de Plano Carpini escribió un relato de su embajada, la Historia Mongalorum, quos nos Tartaros apellamus que, por su incorporación al Speculum Historiale de Vicente de Beauvais, se convirtió en la más conocida de las historias medievales sobre los mongoles. Su repercusión fue enorme; gracias a ella el europeo se ponía en contacto, por primera vez después de mucho tiempo, con el extremo Oriente. Asimismo descubría no sólo el tan temido espíritu guerrero y expansionista de los mongoles, sino también el espíritu de tolerancia religiosa manifiesto en la convivencia pacífica entre musulmanes, budistas y cristianos nestorianos.

A Juan de Plano Carpini se debe la primera descripción occidental de los habitantes de China, por lo menos en cuanto a sus prácticas religiosas se refiere. De ellos dice:

Kitai autem, de quibus superius diximus, homines sunt pagani, qui habent litteram specialem, et habent Novum et Vetus Testamentum, ut dicitur, et habent Vitas Patrum, et eremitas, et domos quasi ecclesias factas, in quibus ipsi orant temporibus suis, et dicunt se quosdam sanctos habere. Unum Deum colunt, dominum Jesum Christum honorant, et credunt vitam aeternam, sed minime baptizantur, Scripturam nostram honorant et reverentur, christianos diligunt, et eleemosynas faciunt plures, homines benigni et humani satis esse videntur.46

La identificación de la tradición religiosa a la que se refiere esta descripción ha generado opiniones encontradas. Para Henri de Lubac 47 esta sería la primera pintura occidental de los budistas chinos, ya que la ausencia de bautismo impediría pensar en los cristianos nestorianos. J. W. de Jong48 sugiere, en cambio, que en este pasaje se alude al confucianismo. P. Almond 49 si bien coincide con H. de Lubac en el sentido de que no podría tratarse de cristianos nestorianos, pues estos aunque heréticos no eran paganos –como dice el texto–, relativiza un tanto sus afirmaciones. Considera que se estaría dando una pintura general de la vida religiosa de China, en la que el Budismo jugaría un papel normativo. Dicha pintura, plena de rasgos tan positivos para la cristiandad, debió haber sido presentada a los representantes del Papa por los cristianos nestorianos que desde el siglo VII formaban una importante comunidad en China y deseaban persuadir a aquel de su influyente posición en el Imperio Mongol. Con quien Almond está en pleno desacuerdo es con de Jong, pues no encuentra suficientes elementos que se desprendan del texto como para justificar su afirmación.

En marzo de 1253 otro misionero franciscano, Guillermo de Rubruck, partió hacia la corte del Gran Khan Mangu y permaneció allí durante tres meses. Una de las características que más lo sorprendió fue la política religiosa manifestada por Mangu a través de la siguiente comparación: así como Dios ha dado cinco dedos a la mano del hombre, así también le ha dado la posibilidad de elegir diversos modos de llegar a Él. Si bien se dice que en la intimidad Mangu confesaba que para él, el Budismo era como la palma de la mano de la cual las otras religiones eran los dedos, en la práctica no tuvo un compromiso especial con ninguna religión, sino que ejerció la tolerancia frente a la multiplicidad de religiones practicadas en sus extensos y variados dominios.

Occidente debe a Guillermo de Rubruck la primera referencia al Budismo del Tibet, representado por los lamas tibetanos que encontró en Karakorum 50. De aquellos dice que llevan la barba y la cabeza rasuradas y sobre éstas mitras de cartón, visten de color azafrán y, desde su rasuración guardan castidad, viven en grupos de cien o doscientos en un mismo convento. Los días que van al templo permanecen allí con la cabeza descubierta, leyendo en voz muy baja, sin hablar entre ellos ni con extraños. Llevan a todas partes un cordel con cien o doscientas cuentas, parecido a un rosario y dicen en su lengua unas palabras que le fueron traducidas a Rubruck como "Señor, Tú eres el más sabio" y tras pronunciarlas esperan una recompensa de Dios.

Los relatos de Rubruck –que ha participado de coloquios interreligiosos entre nestorianos, musulmanes y budistas– se hicieron famosos gracias a la inclusión en la Opus Maius de Roger Bacon y en His Pilgrimes de Samuel Purchas.

En la misma época de Rubruck, un rey de la Pequeña Armenia, Hayton I, partió a rendir su homenaje al Gran Khan Mangu. En el relato de su viaje, publicado por un sobrino suyo que hizo de acompañante 51, alude a la abundancia de idólatras que adoran la imagen colosal de un dios que llaman Chakemonia y de otro que llaman Matri, en obvia referencia a _2kyamuni y el bodhisattva Maitreya.

Pero el viajero que brindaría a Occidente una pintura más completa sobre Buda fue Marco Polo, el más famoso viajero de todos los tiempos. Un cuarto de siglo de permanencia en Asia le permitió recabar una caudalosa información que, transmitida a Europa –una Europa que, como dijimos, debido a la cuña musulmana había crecido ignorando casi el Lejano Oriente– gozó de enorme éxito.

Tras haber partido de Venecia con su padre y su tío, el joven Marco llegó en 1275 a la corte de Kubilai Khan, un emperador sabio que gobernaba en un clima de estabilidad política y tolerancia religiosa.

En Chang tou, su residencia de verano, el Gran Kubilai recibe a los Polo, quienes le entregan una carta del Papa y un frasco de aceite del Santo Sepulcro.

Entre Marco y el emperador se inicia una gran amistad. Ambos van juntos a Cambulac (Pekín). Allí el veneciano toma contacto directo con la política religiosa de los khanes, pues verifica cómo Kubilai en el día de su aniversario se hace incensar por los ministros de los cuatro cultos, cristianos, judíos, mahometanos y budistas, aunque es por estos últimos que confiesa sentir preferencia. En consecuencia, su hombre de confianza es un lama tibetano. Numerosos lamas habitan la corte y Marco Polo tiene la oportunidad de conocerlos profundamente.

En 1279 asiste a los preparativos de una expedición a la isla de Zipangu (Japón). Después atraviesa Tibet, Siam, Birmania y llega a Ceylán como integrante de una embajada destinada a obtener reliquias de Buda.

Tras numerosas misiones públicas, viajes y acumulación de riquezas, los Polo deciden regresar a su patria, pero esto no estaba en los planes de Kubilai quien sentía demasiada estima por ellos como para dejarlos ir. El azar ayudó: muerta la esposa favorita del sobrino nieto de Kubilai, surgió la necesidad de llevarle a su corte, en Persia, otra mujer de la misma tribu mongólica que la primera. El viaje era muy peligroso, había que encomendar este traslado a expertos navegantes. Los Polo fueron elegidos, oportunidad que aprovecharon para emprender la retirada.

El año 1295 encontró a los Polo nuevamente en Venecia y dedicados a actividades mercantiles. Tres años después, en una batalla entre la flota veneciana y la genovesa, Marco y varios miles de sus compañeros fueron tomados prisioneros. Ya en la cárcel pidió que le trajeran sus libros de notas y, con ayuda de su compañero de prisión, el escriba Rustichello de Pisa, plasmó para la humanidad su famoso Il Milione, relato de sus aventuras por el Oriente.

Unos años antes, en 1289, el Papa Nicolás III había enviado un nuevo delegado: Juan de Monte Corvino. Tras haber logrado la protección del emperador, se aboca a bautizar paganos. Entre 1305 y 1306 envía a la corte papal unas cartas con información sobre las sectas orientales; éstas suscitan tal reacción que Clemente V le envia obispos para nombrarlo Arzobispo de Cambaluc y Patriarca de todo Oriente. Después de un apostolado fecundo, muere en 1328 como el verdadero fundador de la misión de Cathay.

En el mismo año arribó a Cambaluc Odorico de Pordenone. Pasó de China a Mongolia y al Tibet y regresó a Padua en 1330, donde dictó su relato de viaje, Itinerarium, al hermano Guillermo de Sologna. Uno de los episodios más conocidos de este relato es el de la abadía en la que Odorico afirma haber visto a un monje alimentando a multitud de bestias que eran consideradas, para su gran asombro, las almas de hombres nobles. Sin comprenderlo Odorico se había puesto en contacto con la teoría budista de las reencarnaciones.

Pocos años más tarde, en 1342, comenzó a actuar el último de los misioneros franciscanos a China durante la dinastía mongol: Juan de Marignolli, embajador de Benito XII. En sus Memorias, redactadas tras haber rendido cuenta de su misión a Inocencio VI, efectuó una descripción de los hábitos de los monjes budistas que culmina con esta síntesis interesante: es gente que lleva una vida santa, aunque sin fe.

En 1368 la dinastía mongol fue violentamente suplantada por la dinastía china de los Ming. Las invasiones de Tamerlan, bajo la bandera de la expansión de la ortodoxia islámica, cortaron todas las rutas del Asia Central. Nuevamente los continentes se separaban. Con la caída de los mongoles, los cristianos fueron expulsados de China y recién a fines del siglo XVI regresaron con los jesuitas.

En verdad, durante todo el período comentado Europa había recibido algunos datos más sobre el Budismo, algo sobre la vida de los bonzos y los lamas, algo sobre la vida de Buda, pero muy poco sobre los principios doctrinarios básicos del Budismo.

Il Milione de Marco Polo

Como ya adelantamos, Marco Polo dictó a su compañero de prisión Rustichello una obra que se haría rápidamente famosa, Il Milione: ciento treinta códices en diversas lenguas dan testimonio de su enorme repercusión. Pero esta abundancia de códices, sumada a la pérdida del original redactado por Rustichello, ha contribuido a generar problemas y confusiones en cuanto a la tradición del texto. Durante mucho tiempo se usó una redacción toscana conocida como Códice Ottimo, pero más tarde se descubrió que los manuscritos más cercanos al arquetipo son la redacción francesa Le Divisament dou monde, otra redacción toscana establecida por Bertolucci Pizzorusso y una traducción latina 52.

La información sobre el Budismo

Desde nuestra perspectiva –la búsqueda de indicadores del encuentro del Budismo con Occidente– el relato de Marco Polo adquiere enorme importancia, ya que no sólo brinda información sobre fieles y monjes sino que contiene, aunque de una manera sintética, la primera biografía occidental de Buda.

Su primer encuentro con el Budismo se produce en Cachemira, a cuyos habitantes atribuye el ser los jefes de los idólatras de todo el mundo:

Chesimur è una provincia che adorano idoli, e hae lingua per sè. Questi sano tanto d’incantamento di diavoli, che fanno parlare l’idoli, e fanno cambiare lo tempo, e fanno grandi iscuritadi, e fanno ta’cose che non si potrebbono credere; e sono capo di tutti l’idoli del mondo, e da loro discesono l’idoli. (XXXVII).53.

Luego penetra en China por Sacion, en la provincia de Tangut. Los puntos más notables de su descripción se refieren a la sorprendente convivencia de idólatras, nestorianos y sarracenos y a la gran cantidad de abadías y monasterios llenos de ídolos a los que rinden homenaje:

All’uscita del diserto si truova una città che ha nome Sacion, ch’èe al Gran Cane. La provincia si chiama Tangut, e adorano gl’idoli; ben è vero ch’egli v’ha alquanti cristiani nestorini, e havvi saracini. La terra è tra levante e greco. Quelli degl’idoli hanno per loro ispeziale favella. Non sono mercatanti, ma vivono di terra; egli hanno molte badie e monisteri tutti pieni d’idoli di diverse fatte, agli quali fanno sacrifici grandi e grandi onori. (XLVI)>54

Este lugar al que se refiere Marco Polo fue redescubierto recién a principios de nuestro siglo. Se trata de Tun Huang en la provincia de Kan su, cuyas grutas han provisto a la historia del arte el material más importante del Turquestán.

Miles de pinturas religiosas y manuscritos en tibetano, chino, etc. encontrados en las grutas de los mil Budas dan testimonio de la rica y variada cultura de un pueblo tibetano, devoto del Budismo, que convivió con cristianos y musulmanes en un ámbito de paso obligado de las rutas comerciales de China a Occidente.

Más tarde otro sitio retiene su atención, se trata de Campiciu (Can-tcheu) entonces capital de Kan Su (Tangut), con sus abadías, monasterios y sus enormes ídolos de madera, tierra y piedra:

Campiciu è una città ch’è in Tangut: è molto nobile e grande, ed è capo della provincia di Tangut. La gente sono idoli, ed havvi di quelli ch’adorano Malcometto, e havvi cristiani, e havvi in quella città tre chiese grandi e belle. Gl’idoli hanno badie e monisteri secondo loro usanza; egli hanno molti idoli, e hanno di quegli che sono grandi 10 passi, tali di legno, tali di terra e tali di pietra, e sono tutti coperti d’oro, molto begli e sappiate che gli regolati degli idoli vivono più onestamente che gli altri. (L)55.

Es interesante hacer notar que en el texto incluido en la Navigationi et viaggi de G. B. Ramusio (Venecia, 1559) se agrega que los ídolos más grandes tienen diez pies de altura y yacen tumbados, los más pequeños están detrás, casi como discípulos que los reverencian. Aunque no lo exprese, la postura de los ídolos grandes representa a Buda en el momento de su muerte (ParinirvANa).

En el capítulo CLV Marco Polo se refiere a Ceylán y al pico donde, según los sarracenos, se halla el sepulcro de Adán y según los idólatras, el de Buda. Presenta allí su biografía de Buda, al que designa con el nombre de Sergamo Borgani, deformación de Sagamoni Burcan, nombre mongol de Buda, que corresponde a Shakyamuni Buda:

Seilan è una grande isola, ed è grande com’io v’ho contato qua adrietro. Ora è vero che in questa isola hae una grande montagna, ed è si dirivinata che niuna persona vi puote suso andare, se non per un modo: che a questa montagna pendono catene di ferro si ordinate, che gli uomeni vi possono montare suso. E dicovi che in quella montagna si è il monimento d’Adamo nostro padre. E questo dicono i saracini, ma gl’idolatri dicono che v’è il monimento di Sergamo Borgani. E questo Sergamo fue il primo uomo acui nome fu fatto idolo, chè, secondo loro usanza e secondo loro dire, egli fue il migliore uomo che mai fosse tra loro, e’l primo ch’egliono avessono per santo. Questo Sergamo fu figliuolo d’un grande re ricco e possente, e fu sì buono che mai non volle attendere e veruna cosa mondana. Quando il re vidde che ‘l figliuolo teneva questa viae e che non voleva succedere al reame, ébbene grande ira, e mandò per lui, e promisegli molte cose, e dissegli che’l voleva fare re, e sè voleva disporre. E ‘l figliouolo nom ne volle udire nulla. Quando il re vidde questo, si n’ebbe sì grande ira che a pena che non morio, perchè non aveva più figliuoli che costui, nè a cui egli lasciasse il reame. Ancora il padre si puose in cuore pure di fare tornare questo suo figliuolo a cose mondane: egli lo fece mettere in un bello palagio, e missevi con lui bene 300 donzelle molto belle, che lo sevissono. E queste donzelle lo servivano a tavola e in camera, sempre vallando e cantando in grandi sollazzi, si come il re avea loro comandato. Costui istava fermo, e per questo non si mutava a veruna cosa di peccato, e molto faceva buona vita secondo loro usanza. Ora era tanto tempo istato in casa, che non avea veduto mai niuno morto nè alcuno malato’ e’l padre volle un die cavalcare per la terra con questo suo figliuolo. E cavalcando lo re e ‘l figliouolo, ebbono veduto un uomo morto che si portava a sotterrare ed aveva molta gente dietro. E ‘l giovane disse al padre –Che fatto è questo? –E ‘l padre disse: –Figliuolo, èe uno uomo morto. –E quegli isbigottier tutto e disse al padre: –Or moiono gli uomeni tutti? –E ‘l padre gli disse: Figliuolo, sì. –E ‘l giovane non disse più nulla e rimase molto pensoso. Andando un poco più innanzi, e que’ trovarono un vecchio che non poteva andare, ed era sì vecchio ch’avea perduti i denti. E questo giovine si ritornò al palagio, e disse che non voleva piu istare in questo misero mondo, da che gli conveniva morire o di vivere si vecchio che gli facesse bisogno l’ajuto altrui; ma disse che voleva cercare quello che mai non moriva ne non invecchiava, e colui che lo avea creato e fatto, ed a lui servire. E incontanente si partì di questo palagio, e andonne in su questa alta montagna, ch’è molto divisata dall’altre; e quivi dimorò poscia tutta la vita sua molto onestamente; chè per certo, s’egli fosse istato cristiano battezzato, egli sarebbe istato un gran santo appo Dio. A poco tempo costui si morio, e fu recato dinanzi dal padre. Lo re, quando il vidde, fue il più tristo uomo che mai fosse al mondo, e immantanente fece fare una istatua tutta d’oro a sua similitudine, ornata di pietre pietre preziose, e mandò per tutte le genti del suo paese e del suo reame, e feciolo adorare come fosse iddio. E disse che questo suo figliuolo era morto 84 volte; e disse: –Quando morio la prima volta divenne bue, e poscia morio e divento cane. –E cosi dicono che morio 84 volte, e tuttavia diventava qualche animale, o cavallo o uccello od altra bestia. Ma in capo delle 84 volte dicono che morie, e diventò iddio, e costui hanno gl’ idolatri per lo migliore iddio ch’egli abbiano. E sappiate che questo fu il primaio idolo che fosse fatto, e di costui sono discesi tutti gl’idoli’ e questo fu nell’isola di Seilan in India. E sì vi dico che gl’idolatri vi vengono di lontano paese in peligrinaggio, siccome vanno i cristiani a Santo Iacopo in Galizia... (CLV)56.

En suma esta breve biografía provee los siguientes datos:

1. Sergamo era hijo de un rey.

2. Su característica más notable era el desprecio por la vida mundana.

3. El rey lo hace vivir en un palacio rodeado de placeres y aislado de todo contacto con el dolor.

4. Una salida del palacio y un encuentro fortuito con un muerto y un anciano echan por tierra los esfuerzos del rey.

5. Sergamo se aleja del palacio y pasa el resto de su vida en la montaña.

6. A su muerte, su padre, tras argumentar que Sergamo había muerto y renacido ochenta y cuatro veces, manda erigir una estatua para que su hijo sea honrado como un dios.

Es interesante establecer qué semejanzas y diferencias presenta este texto respecto de sus posibles hipotextos. Decimos posibles porque no una, sino muchas, desde los inicios del Budismo, han sido las descripciones de la vida de su fundador.

En verdad, los textos encontrados son compilaciones efectuadas varios siglos después de la muerte de Shakyamuni, pues sus discípulos directos no escribieron nada, sino transmitieron oralmente sus enseñanzas.

Hay textos en pAli tanto del Vinaya Pitaka, como del Sutta Pitaka, como el MahAparinibhanasuttanta del DIghanikAya; en sánscrito como el Buddhacarita de AshvagoSa; en sánscrito híbrido como el Lalitavistara y el MahAvastu.57.

Estas versiones tienen en común una serie de temas que están ausentes en la versión de Marco Polo: el tema de la concepción maravillosa, el del vaticinio –elemento generador de la ficción narrativa–, el de la búsqueda del maestro, el de la lucha del héroe contra su antagonista, la figura demoníaca, el de la prédica por compasión luego de haber despertado a la verdad. En todas, a excepción de la de Marco Polo, se conjuga la dimensión histórica con la maravillosa. En Il Milione, excluido lo fabuloso, el relato se mantiene en el plano de la verosimilitud. Es necesario hacer notar que esta característica no sólo lo diferencia de los hipotextos sino también de otras versiones medievales que Occidente tuvo, aunque sin saberlo, de la vida de Buda: las versiones cristianizadas encarnadas en las figuras de Barlaam y Josaphat58.

Establecidas las diferencias cabe preguntarse por las posibles causas de las mismas. Para ello nos ayudarán los elementos paratextuales y, sobre todo, los contextuales.

Elementos paratextuales y contextuales

Basta con leer el prólogo59 de Il Milione para notar desde las primeras palabras la conciencia que tiene Marco Polo de la excepcionalidad de su empresa. El uso de la tercera persona para referirse a sí mismo le confiere al discurso objetividad y solemnidad.

También están presentes declaraciones sobre su método de trabajo y sus objetivos: describir lo visto personalmente o lo proveniente de fuentes, a su juicio, atendibles para que su libro sea verdadero y dé a conocer lo que él vio. Este deseo de verosimilitud debe de haber influido sobre las características del relato, y quizá explique –en parte al menos– la escisión de lo maravilloso en el fragmento que nos ocupa.

Sin duda, una mayor claridad devendrá de un análisis de elementos contextuales: Marco Polo describe la vida de Buda tal como se la relataron en Ceylán, lugar adonde, según la tradición, Mahinda, hijo del Emperador indio Ashoka, había llevado el Budismo. Al igual que en todo el sudeste asiático, en Ceylán predominó el Budismo de tradición TheravAda, rama del impropiamente llamado Budismo HInayAna. En esta tradición Buda es presentado como un personaje humano y como tal se lo reverencia al igual que a sus enseñanzas y a la comunidad que creó.

Las biografías que ofrece la tradición TheravAda, contenidas en textos escritos en idioma pali, contrastan por la simplicidad y austeridad con otras biografías provenientes de otras tradiciones como la SarvastivAda, la MahAsAnghika o la MahAyAna.

El llamado Budismo HInayAna tienen un ideal de sabio, el Arhant, que se caracteriza por la búsqueda de su propia salvación, independientemente de la de los demás; en el Budismo MahAyAna, en cambio, surge el ideal del Bodhisattva, quien movido por un gran sentimiento de compasión, trabaja no sólo por su propio bien, sino también por el de los demás, sin poder separar uno de otro60. El Bodhisattva después de una larga carrera adquiere una existencia quasi eterna, en el mundo de Buda, en la que vive transmitiendo la doctrina a sus discípulos y sólo después de muchos períodos cósmicos entra en el NirvANa eterno y sin retorno.

Recordadas estas diferencias entre el HInayAna y el MahAyAna, se esclarecen las causas del tratamiento que efectúa Marco Polo de la figura de Buda. Éste es coherente con lo expresado respecto del Budismo HInayAna predominante en Ceylán: presentado como un personaje histórico, sin nacimiento maravilloso ni vaticinio alguno sobre su futuro, sin maestro que lo guíe, logrando por su propio esfuerzo el "despertar a la Verdad" y sin dedicarse a propagarla una vez alcanzada, el personaje de Marco Polo responde al ideal hinayánico del Arhant. Los que hemos llamado "elementos ausentes" en Marco Polo en relación con los otros modelos aludidos son los vinculados con el ideal mahayánico del Bodhisattva.

A pesar de lo antedicho, frente a la versión de la vida de Buda conservada en textos en pali, la versión de Marco Polo muestra algunas inexactitudes, de las cuales sólo señalaremos las principales:

1) Según Marco Polo, Buda habría llevado en el palacio real una vida libre de todo pecado. La tradición, en cambio, relata la vida de Buda en el palacio como la de un hombre normal, que no se abstuvo de los placeres y que sólo renunció a ellos cuando partió para dedicarse a la búsqueda de la verdad.

2) Buda salió tres o cuatro veces del palacio y no una sola como dice Marco Polo.

3) Buda tuvo tres o cuatro encuentros con un enfermo, un viejo, un muerto y un asceta y no dos, con un muerto y un anciano, como dice Marco Polo.

4) Buda salió solo y no en compañía de su padre como dice Marco Polo.

5) Buda salió en busca de la verdad y no de aquel que lo había creado y hecho para servirlo, como dice Marco Polo.

6) Buda no se dirigió a la montaña como dice Marco Polo, sino al bosque, que abandonó cuando halló su verdad, para predicarla recorriendo todo el norte de la India.

7) Buda tuvo muchísimas reencarnaciones bajo múltiples formas y no sólo ochenta y cuatro, como dice Marco Polo, todas bajo forma animal, menos la última bajo la forma de un dios.

8) La vida de Buda no transcurrió en Ceylán, como dice Marco Polo, sino en la India continental.

A pesar de estas inexactitudes, explicables por el hecho de que quizás haya recibido información oral y en un idioma que no comprendía perfectamente, Marco Polo tiene el gran mérito de haber sido el primer occidental que dio a conocer a Europa la vida de Buda.

NOTAS

1 Ver R.C. Vofchuk. Budismo y mundo greco-romano. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. (En prensa).

2 Ver Diodoro de Sicilia, Bib. Hist.; Quinto Curcio, Hist. Alex.; Plutarco, Vit. Alex.; Arriano, Anabasis, Indica; Justino, Hist

3 Estrabón, Geogr. XV.1.63,64.

4 Citamos algunos de los textos en los que aparece el término "gimnosofista": Cleitarco en Diogenes Laercio, Vit. phil. proemio 6; idem, ibid. IX.7.35; 11.61; Aristocrates en Plutarco, Vita Lycurgi 4.8; Filón, De Somnis II.56; Plinio, Nat. Hist. VII.22; Apuleyo, Florida 6.6.3; Tertuliano, Adversus Marcionem I.13.307.14; Solino, Collectanea reum memorabilium 52.25; Epifanio, De fide 10.2; Prudencio, Hamartigenia 401; S. Juan Crisóstomo, Epist. ad Cor. II.15.3; Jerónimo, Adversus Iovinianum I.42; II.14; Agustín, De civitate dei XIV.17.40.31 y XV.20.99.27.

5 Tan famoso se hizo este episodio que Clearco, según un texto reproducido por Flavio Josefo (Contra Ap. I.22.179) llama a los ascetas indios "oi kalanoi" esto es "los kalanos".

6 Ateneo, Deip. X.437ª, Estrabón, Geogr. XV.1.66.

7 Tusc. II.52; De divin. I.47, Bib. Hist. XVII.107, Vit. Alex. 69.6, Anab. VII.18.6, De morte Per. 25, Var. Hist. II.41.

8 Dicha obra se conoce por reproducciones de Estrabón, Diodoro, Arriano y Plinio.

9 Ver F. Tola y C. Dragonetti, "India, Grecia y Roma de Alejandro a Augusto" en Boletín de la Asociación Española de Orientalistas. XXXVI, Madrid, 2000, pp.5-25. Ver también K. Karttunen, India and the Hellenistic World. Helsinki, Sudia Orientalia, Finnish Oriental Society, 1997.

10 Tusc. II.40; V.77.

11 Bib. Hist. XVII.107.1-6.

12 Factorum ac dictorum memorabilium libri IX I.8.10; III.3.6.

13 Stobeo, Anthologii. IV.55.18.

14 Geogr XV.1.70

15 De chorographia III.63-65.

16 Quod omnis probus liber sit 93 y ss.

17 Hist. Alex. VIII.9.32-33.

18 De bello civile III.240

19 Nat. Hist. VII.22.

20 Vit. Alex. LXIV.1-10; LXV.1-2; 4-8; LXXX.6.

21 Anab. VII.1.5; 2.2; 3.1

22 Flor. VI, 6.

23 Apolog. XLII.1-2.

24 Strom. I.15.70-71; III.6.60.

25 Vit. Apoll. III.19.

26 Eusebio , Praep. Ev.VI.10.275; Porfirio, Peri ap. emp. IV.17.

27 Hellados Perieg. IV.32.4.

28 op.cit. en notas 47 y 48.

29 Vit. Phil. IX.11.63; IX.2.61.

30 Clemente de Alejandría, Strom. I.15.70.

31 Flor. XV.21.

32 op.cit. en nota 25.

33 Vit. Lycurgi 4.8.

34 Vit. Phil. IX.35.

35 Puede verse R.C.Vofchuk, "San Hipólito de Roma: primer expositor de las doctrinas brahmánicas en Occidente", en Estudios Eclesiásticos. Vol. 68, Madrid, 1993, pp 49-68.

36 Puede verse R.C.Vofchuk, "La Epístola de Indicis Gentibus et Bragmanibus" en Actas de las VII Jornadas de Estudios Clásicos.. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Católica Argentina, Buenos Aires, 1995, pp 209-214.

37 Clemente de Alejandría, Stromata I.15.71.3 y ss; C. Mario Victorino, Ad Iustinum Manichaeum 7; Jerónimo, Adv. Iovinianum I.42; Hegemonio, Acta Archelai 63.2.

38 Ver "Edits d’ Asoka en traduction grecque" en Journal Asiatique, T. CCLII, fasc. 2, 1964, pp. 137-158; A. Christol, "Les édits grecs d’Asoka: problemes de traduction" en Lalies, Actes des sessions de linguistique et de littérature I, Paris, 1980, pp. 63 65; "Les édits grecs d’Asoka, étude linguistique" en Journal Asiatique, 1983, pp. 25 42; K. R. Normann, "Notes on Greek version of Asoka’s twelth and thirteenth rock edicts" en Journal of the Royal Asiatic Society, 1972, pp. 111 118; D. Schlumberger – E. Benveniste, "New Greek Inscription of Asoka at Kandahar" en Epigrafica Indica, 1967, pp. 193 200; D. Scott, "Ashokan Missionary Expansion of Buddhism among the Greeks (In N.W. India, Bactria and the Levant)" en Religion, 15, 1985, pp. 131 141; F. Tola   C. Dragonetti, "Las inscripciones griegas del emperador indio Ashoka" en Filosofía y Literatura de la India, Buenos Aires, Kier, 1983.

39 Ver H. Thosar, "Epigraphical Glimpses of India’s foreign trade" en Journal of the Epigraphical Society of India, Vol. XV, 1988, pp. 97-107; Suresh Vasant, "Yavanas in Western India" en Bulletin of the Deccan College, Vol. 47 48, 1988 1989, pp. 331 338.

40 Ver entre otros Narain, The Indo Greeks, Delhi, Oxford University Press, 1980.

41 Estr., XI.11.1

42 Reipublicae Gerendae Praecepta (821.d e)

43 Ver L. Nehru, Origins of the Gandharan Style, Delhi, Oxford University Press, 1989; R. Allchin et al., Gandharan Art in Context: East West Exchanges at the Crossroads of Asia, New Delhi, Vedams Books International, 1997; G. C. Chauley, Early Buddhist Art in India (300 B.C. to 300 A.D.), New Delhi, Vedams Books International, 1998, R.C. Vofchuk, "Imágenes romanas de poder en la India de los Kushanas" en Discurso, poder y política en Roma, Rosario, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, 2003, pp. 315-327.

44 Ver A. N. Lahiri, Corpus of Indo-Greek Coins, Poddar Publications, Calcutta, 1965; M. Mitchiner, Oriental Coins and their Values: The Ancient and Classical World 600 BC-AD 650, Hawkins Publications, London, 1978; Monnais gréco-bactriennes et indo-grec-ques. Catalogue raisonné, Bibliothèque Nationale, Paris, 1991 y Catalogue of Indo-Greek, Indo-Scythian and Indo-Parthian Coins of the Smithsonian Institution, Washington DC, 1993; Sh. Goyal, Ancient Indian Numismatics. A Historiographical Study, Delhi, Vedams, 1998; The Coinage of Ancient India, Delhi, Vedams, 1995; The Dynastic Coins of Ancient India, Delhi, Vedams, 1995; R. Morton Smith, Kings and Coins in India. Greek and Saka Self Advertisement, Delhi, Vedams, 1997; Monnais gréco-bactriennes et indo-grecques. Catalogue raisonné, Paris, BibliothèqueNationale, 1991.

45 Ver P. Almond, "The Medieval West and Buddhism" en The Eastern Buddhist, New Series, Vol. XIX, 2, 1986.

46 Los kitayans, de los cuales hablamos antes, son paganos, tienen una escritura propia; se dice que tienen un Antiguo y Nuevo Testamento, y tienen vidas de Padres y ermitaños y edificios construidos como iglesias, en los cuales rezan en horarios establecidos y dicen que tienen algunos santos. Veneran a un solo Dios, honran a nuestro Señor Jesucristo y creen en la vida eterna, pero no están bautizados. Honran y reverencian nuestras Escrituras, aman a los cristianos y dan muchas limosnas. Parecen ser hombres muy benignos y humanos.

47 La Rencontre du Bouddhisme et de l’Occident, Paris, Aubier, 1952, pp. 35-36.

48 "A Brief History of Buddhist Studies in Europe and America" en The Eastern Buddhist, Vol. VII, 1, 1974, p. 61.

49 op.cit.

50 Primera capital construida y amurallada del Imperio Mongol

51 "Histoire des Pais Orientaux de Haiton l’Armenien, parent du roi d’Arménie" en Bergeron, Voyages faits principalement en Ase, T. II, 1634.

52 Citamos algunos de los códices y de las ediciones antiguas y más recientes: Códice Ottimo II IV 88 de la Biblioteca Nacional de Florencia; Códice Latino Y 160 P.S. de la Biblioteca Ambrosiana de Milán; G. Ramusio, Navigationi et viaggi, Vol. II, Venezia, 1559; M. Pauthier, Le Livre de Marco Polo, 2 vol., Paris, Didot, 1865; Il Milione, Prima Edizione integrale a cura di Luigi Foscolo Benedetto, Firenze, 1928; Il Milione, A cura di Ranieri Allulli (Con prefazione, note, bibliografía, carte e incisioni), Milano, 1928; Il Milione, A cura di V. Bertolucci Pizzorusso (Edizione critica della redazione toscana), Adelphi, Milano, 1975; Milione. Divisament dou monde, a cura di G. Ronchi e con Introduzione di C. Segre), Mondadori, Milano, 1982. Hemos reproducido el texto de la edición de Ranieri Allulli, a partir del cual efectuamos las traducciones al español.

53 Chesimur es una provincia en la que se adoran ídolos y que tiene lengua propia. Estos saben tanto de encantamientos diabólicos que hacen hablar a los ídolos, hacen que cambie el tiempo, y producen una gran oscuridad, y hacen tales cosas que no se podrían creer; son los jefes de todos los idólatras del mundo y de ellos proceden los ídolos.

54 A la salida del desierto se encuentra una ciudad que tiene por nombre Sacion (Cha-tcheu), que está sometida al Gran Khan. La provincia se llama Tangut (Kansu) y sus habitantes adoran ídolos, si bien es cierto que entre ellos hay algunos cristianos nestorianos y también sarracenos. Esta tierra está entre el Levante y el Griego. Los idólatras tienen su propia lengua. No son mercaderes, sino que viven de la tierra; ellos tienen muchas abadías y monasterios, todos llenos de ídolos de diversa clase a los que rinden grandes sacrificios y grandes honores.

55 Campiciu es una ciudad que está en Tangut; es muy noble y grande y es la capital de la provincia. Las gentes son idólatras, algunos adoran a Mahoma y hay cristianos. Y en esta ciudad hay tres iglesias grandes y bellas. Los idólatras tienen abadías y monasterios, según su costumbre. Tienen muchos ídolos, algunos de diez pies de grande, unos de madera, otros de arcilla y otros de piedra y todos están recubiertos de oro y son muy bellos; y sabed que los monjes de los idólatras viven más honestamente que los otros.

56Ceylán es una gran isla y es tan grande como os he contado arriba. Es verdad que en esta isla hay una gran montaña y es tan abrupta que ninguna persona puede escalarla si no es por un único modo: de esta montaña penden cadenas de hierro, tan bien dispuestas que los hombres pueden subir por ellas. Y os digo que en esta montaña está el sepulcro de Adán, nuestro padre. Y esto dicen los sarracenos, pero los idólatras dicen que es el sepulcro de Sergamo Borgani. Y este Sergamo fue el primer hombre en cuyo nombre se hiciera un ídolo, pues, según su costumbre y según ellos dicen, fue el mejor hombre que jamás tuvieran entre ellos y el primero al que tienen por santo. Este Sergamo fue hijo de un gran rey rico y poderoso, y fue tan bueno que jamás quiso atender a ninguna cosa mundana. Cuando el rey vio que su hijo tendía a ese camino y que no quería sucederle en el reino, sintió gran ira y mandó por él, y le prometió muchas cosas y le dijo que quería hacerlo rey y que él quería renunciar. Y el hijo no quería escuchar nada. Cuando el rey vio esto tuvo una ira tan grande que casi estuvo a punto de morir, pues no tenía más hijo que este, ni a nadie a quien dejarle el reino. Entonces el padre se propuso a toda costa hacer que su hijo volviera a las cosas mundanas: lo hizo entrar en un hermoso palacio y envió con él a unas 300 doncellas muy bellas, para que le sirvieran. Y estas doncellas le servían en la mesa y en sus aposentos, siempre bailando y cantando con gran solaz, como el rey les había ordenado. El permanecía firme y no se inclinaba hacia ningún pecado, llevaba una vida recta, según sus costumbres. Había permanecido tanto tiempo en su palacio que nunca había visto ni un muerto, ni un enfermo y un día el padre quiso cabalgar por su tierra con éste su hijo. Y cuando cabalgaban el rey y su hijo vieron un hombre muerto que era llevado para su entierro, detrás del cual había mucha gente. Y el joven le dijo al padre: –¿Qué es esto? Y el padre le dijo: –Hijo, es un hombre muerto. Aquel, totalmente estupefacto, le dijo al padre: –Ahora bien, ¿todos los hombres mueren? Y el padre le dijo: –Hijo, sí. Y el joven no dijo más nada y permaneció muy pensativo. Andando un poco más adelante se encontraron con un viejo que no podía caminar, y era tan viejo que había perdido los dientes. Y este joven regresó al palacio y dijo que no quería estar más en este mísero mundo ya que había de morir o vivir hasta tan viejo que le fuera necesaria la ayuda ajena y que él quería buscar al que nunca habría de morir o envejecer, al que lo había creado y hecho y servirle. E inmediatamente partió de este palacio y se dirigió hacia la altísima montaña, que está muy alejada de las otras y ahí permaneció durante toda su vida muy honestamente, tened por cierto que si hubiese sido cristiano bautizado, habría sido un gran Santo ante Dios. Al poco tiempo murió y fue llevado delante de su padre. El rey, cuando lo vio, fue el hombre más triste que puede haber en el mundo. Inmediatamente hizo hacer una estatua de oro a su semejanza, adornada de piedras preciosas y la envió por todos los pueblos de su país y de su reino y lo hizo adorar como si fuese un dios. Y dijo que este hijo suyo había muerto ochenta y cuatro veces y dijo:  Cuando murió por primera vez se convirtió en buey, y después murió y se convirtió en perro. Y así dicen que murió 84 veces y siempre se convertía en algún animal o caballo o pájaro u otra bestia. Mas al cabo de 84 veces dicen que murió y se convirtió en dios; y los idólatras lo tienen por el mejor de sus dioses. Y sabed que este fue el primer ídolo que se hizo y de él derivan todos los demás y esto sucedió en la isla de Ceylán en la India. Y yo os digo que los idólatras van allí en peregrinación desde países lejanos, tal como van los cristianos a Santiago en Galicia.

57 Los textos p2li han sido editados y traducidos por la P2li Text Society. Del Mahaparinibbanasuttanta hay traducción española por R. Ruy, Buenos Aires, Hachette, 1975. Para los textos en sánscrito y sánscrito híbrido se puede ver Budacarita (Acts of the Buda) por A0vagho=a, ed. y trad. inglesa por E. H. Johnston, Calcutta, Punjab University, 1935, reimp. Delhi, Motilal Banarsidass, 2004; Lalitavistara (sutra), ed. S. Lefmann, 1902–1908 y ed. lang="en-GB">P. L. Vaidya en Buddhist Sanskrit Texts, Darbhanga, 1958. Traducción francesa por P. E. Foucaux, Paris, Les deux Océans, 1988, reimpresión de la edición de 1884; MahAvastu, ed. E. Senart, Paris, 1882 1897, reimpreso en 1977; ed. Radhogovinda Basak, Calcutta, Sanskrit College, 1963.

58 Entre las diversas apariciones de esta especie de leyenda internacional sobre la vida de los Santos Barlaam y Josaphat y el descubrimiento, por parte de misioneros católicos en la India, de la similitud con la vida de Buda, transcurrió mucho tiempo. Recién en el siglo XIX afanosos investigadores europeos, empeñados en comparar sistemáticamente ambas leyendas, hicieron un importante hallazgo que echó luz sobre los orígenes del Barlaam: el Lalitavistara, la fuente sánscrita de la cual derivaron las otras versiones: pehlevie, árabes, georgianas, griegas, etc.

59 Signori imperadori re e duci e tutte altre gente che volete sapere le diverse generazioni delle genti e le diversita delle regioni del mondo, leggete questo libro dove le troverete tutte le grandissime maraviglie e gran diversitadi delle genti d’Erminia, di Persia e di Tartaria, d’India e di molte altre provincie. E questo vi contera il libro ordinatamente siccome messer Marco Polo, savio e nobile cittadino di Vinegia, le conta in questo libro e egli medesimo le vide. Ma ancora v’a di quelle cose le quali elli non vide, ma udile da persone degne di fede, e pero le cose vedute dira di veduta e ll’altre per udita, accio che ‘l nostro libro sia veitieri e sanza niuna menzongna...

60 Ver P. Harvey, El Budismo. Madrid, Cambridge University Press, 1998, pp. 122-166; F. Tola y C. Dragonetti, El SUtra del Loto de la Verdadera Doctrina. SaddharmapuNDarIkasUtra. México, El Colegio de México, 1999, especialmente Introducción , pp. V-XXXI.

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Actualizado el 19/12/2004
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